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Estimats amics:

Benvinguts al blog de la Comunitat Parroquial de l’Assumpció de la Mare de Déu a Onda, a la diòcesi de Sogorb-Castelló.

Són els catequistes de la Parròquia els qui llançaren la proposta de crear aquest blog. I com pots vore ja és una realitat. Es tracta d’un camí més per a créixer com a Comunitat, com a família de Déu. Un mateix lligam, que són els “llaços de la fe”, ens uneix. Som deixebles de Crist Ressuscitat i el nostre testimoni de germanor ens fa creïbles. Per això, el Regne de Déu i el seu creixement és el nostre gran objectiu. A partir d’ací la resta de les coses.

El blog no sols és un instrument per a comunicar, ni de bon tros un mostrari per a vore què és el que es fa a la Comunitat. Naix amb la vocació de mantindre la connexió necessària sempre al si d’una família i amb el desig de compartir.

Als qui formeu part de la Comunitat donar-vos les gràcies i demanar-vos la vostra col·laboració, com sempre! Als qui accediu providencialment a aquest blog, donar-vos la benvinguda de tot cor i convidar-vos a formar part d’allò que som. I com be diu una expressió ben nostra: “Benvingut sia qui a sa casa ve!”

Maria, la mare de la Comunitat, germana nostra, vos guarde sempre, als qui accediu al blog i als qui el feu possible!

Mn. Domingo Galindo

dissabte, 18 d’abril del 2015

Confirmaciones, Don del Espíritu


Ayer, viernes 17 de abril el Sr. Obispo de la Diócesis, D. Casimiro López Llorente, presidió la Eucaristía vespertina y confirmó a treinta jóvenes de nuestra Comunidad Parroquial.

En su homilía, nuestro obispo los animó a seguir el ejemplo de las primeras comunidades cristianas, las cuales, animadas por el Espíritu Santo, lograban conquistar a cuantos las conocían en el seguimiento de Jesús.

dilluns, 13 d’abril del 2015

Homilia del Santo Padre Francisco: ¿por qué hoy un Jubileo de la Misericordia?

Basílica Vaticana
Sábado 11 de abril de 2015

Todavía resuena en todos nosotros el saludo de Jesús Resucitado a sus discípulos la tarde de Pascua: «Paz a vosotros« (Jn 20,19). La paz, sobre todo en estas semanas, sigue siendo el deseo de tantos pueblos que sufren la violencia inaudita de la discriminación y de la muerte, sólo por llevar el nombre de cristianos. Nuestra oración se hace aún más intensa y se convierte en un grito de auxilio al Padre, rico en misericordia, para que sostenga la fe de tantos hermanos y hermanas que sufren, a la vez que pedimos que convierta nuestros corazones, para pasar de la indiferencia a la compasión.
San Pablo nos ha recordado que hemos sido salvados en el misterio de la muerte y resurrección del Señor Jesús. Él es el Reconciliador, que está vivo en medio de nosotros para mostrarnos el camino de la reconciliación con Dios y con los hermanos. El Apóstol recuerda que, a pesar de las dificultades y los sufrimientos de la vida, sigue creciendo la esperanza en la salvación que el amor de Cristo ha sembrado en nuestros corazones. La misericordia de Dios se ha derramado en nosotros haciéndonos justos, dándonos la paz.


Una pregunta está presente en el corazón de muchos: ¿por qué hoy un Jubileo de la Misericordia? Simplemente porque la Iglesia, en este momento de grandes cambios históricos, está llamada a ofrecer con mayor intensidad los signos de la presencia y de la cercanía de Dios. Éste no es un tiempo para estar distraídos, sino al contrario para permanecer alerta y despertar en nosotros la capacidad de ver lo esencial. Es el tiempo para que la Iglesia redescubra el sentido de la misión que el Señor le ha confiado el día de Pascua: ser signo e instrumento de la misericordia del Padre (cf. Jn 20,21-23).